Galería

Dada por las trompetas y tambores la señal de combate, se oyó casi instantáneamente una formidable descarga de artillería... 

Un insigne pintor, ya decrépito y casi ciego, cogió de nuevo sus pinceles para consagrarse a su última obra. Un poeta, dedicó al triunfo un poema y el divino Arsenio Lizondo escribió, para celebrar la misma victoria, la más hermosa de sus canciones y una oda al archiduque, general de todos los pintores y poetas.

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